En el prefacio, el autor: como introducción, intenta o desarrolla en su trabajo la fuerza que tienen las imágenes en el contexto de un libro, “cómic”, etc. Respecto a la parte teórica o escrita.
Insiste en el poder o fuerza de las imágenes a lo largo de la historia, entre distintos pueblos y lugares. Es consciente que tendría que recurrir a la antropología, Filosofía e incluso a la psicología. Incluye pues, desde figuras de oro (pinturas rupestres), carteles publicitarios y por supuesto a obras catalogadas como pinturas y obras de arte que se exhiben en los museos.
Su trabajo va a tratar en la respuesta que produce en el individuo una obra de las mencionadas anteriormente, que pueden causar en las personas desde miedo, simple placer estético o sentimientos religiosos: ante los que puede reaccionar incluso destruyéndolos e incluso censuradas por las instituciones (sobretodo de desnudos o imágenes eróticas.
Pone el ejemplo de un escritor Italiano: por ser la vista el más perfecto de los sentidos externos, mueve al espíritu al oído, el amor al miedo…Todo incluso desde la infancia donde el autor italiano Giovanni Dominici, en su libro (Reglas para el cuidado de la familia), aconseja que la habitación de los niños se decore con imágenes piadosas.
Cita el caso de los condenados a muerte, a los que se les mostraba imágenes piadosas para aliviar el miedo a la muerte, por ejemplo, un cristo crucificado, así resalta y esta es la tensión de este libro, el poder de la imagen ante las palabras consoladoras, ante una persona antes de ser ajusticiada.
Duda, el autor si en la actualidad las imágenes pueden tener tales efectos en la sociedad actual occidental. Durante la guerra civil, se producían saqueos y quemaban las imágenes de santos en las iglesias.
El autor nos sitúa ante la Venus de Urbino, De Tiziano, que representa un desnudo, que en el contexto del SXVI, podría despertar sin duda para el observador cierta excitación sexual. No obstante el autor comenta, que en la actualidad, personas con cierta formación, podrían realizar un análisis puramente artístico. Al menos en su crítica escrita. En su interior habría que recurrir a un análisis psicológico.
Reconoce el autor que es tarea difícil, en la actualidad, evaluar el efecto que puede causar el espectador, la contemplación de un desnudo femenino. Se deja todo en función de la formación del individuo, estado de ánimo, etc. Esto sin complicar el tema con las intenciones, con las cuales el autor realizó su obra. Además el asunto se complica cuando el espectador es un hombre o una imagen o un adolescente.
Llega por extensión a citar, revistas como Playboy, fotografías…Insiste el autor, que es necesario armar u ordenar las posibles respuestas en la actualidad, a individuos de culturas distintas como la India, o la musulmana, que prohíbe la reproducción de las imágenes humanas.
Reconoce que tratar sobre ello es amplio y complejo e insiste meramente que hay que adentrarse mucho en la antropología, la psicología y religión. Cuando hay criticas colectivas de arte, que no considera las reproducciones o copias como obras de arte, y por tanto no se plantean la cuestión que se centra en este libro.
Incluso algunos objetan que son simples reproducciones de negro sobre blanco, rebajando así, la categoría arte-imagen; olvidando que el autor titula su obra “el poder de las imágenes” y no “del arte u objeto artístico”.
Se repite el autor o da síntomas de rendimiento, por cuanto el tema ah sido poco estudiado y que todo, insiste una vez más, que el contexto es fundamental: cultura del individuo, clase social. No niega que sobre ciertos individuos, un desnudo del SXVI, puede causar las mismas emociones que el pasado.
Perdido se pregunta por la línea de actuación mas correcta, para dar respuesta al fenómeno planteado. Al fin y al cabo, como resignándose el ser humano, del medievo y el actual pertenecen a la misma especie.
Asi que se inclina por la via que puedan marcar los antropólogos y los etnógrafos (historiadores de culturas pasadas y presentes). Para ello insiste en incluir, las imágenes en general dentro del ámbito artístico.
Plantea la tensión que afirmaba, el autor de teatro alemán Walter Benjamin, sobre la necesidad o conveniencia de que el arte sea inductivo ( que surja del interior del artista) y que no se fije en lo ya creado o en escala alguna ( arte deductivo).
En mi opinión es una frontera difícil, porque incluso en el arte abstracto, siempre subyace algo externo (deducción), recuerdo de un paisaje, de un rostro…Termina el autor, de este fragmento, del poder de las imágenes, cuestionandose lo siguiente: ¿ Porque no excita el cuerpo sin vida de una imagen y que presuponemos cuando no estamos frente a él?.continua y aquí termina el fragmento…
domingo, 3 de mayo de 2009
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